Un oftalmólogo del Hospital Quirónsalud Clideba en Badajoz, Francisco Javier Fernández Perianes, informó que el uso de dispositivos móviles ha incrementado casi al doble los casos de miopía en menores de edad. La exposición prolongada a pantallas, debido a su intensa iluminación y cercanía a los ojos, afecta el desarrollo visual de los niños, quienes muestran pérdida de visión lejana desde los seis o siete años. El especialista destacó que esta práctica impide que el ojo se desarrolle de manera óptima para la visión de lejos, lo que eleva significativamente el riesgo de miopía.
Fernández Perianes recomendó evitar o restringir de manera considerable el uso de dispositivos móviles en menores, medida respaldada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y diversas sociedades oftalmológicas y pediátricas. Según el experto, durante los primeros tres años de vida, los niños no deberían usar pantallas, y en edades mayores, el tiempo de exposición debe minimizarse para reducir problemas oculares. Advirtió que la falta de control en el uso de estos dispositivos puede derivar en problemas refractivos irreversibles, que en algunos casos solo se corrigen con cirugía.
Estudios recientes refuerzan esta preocupación. Una encuesta del Colegio Oficial de Ópticos y Optometristas de Cataluña, realizada en 2019, reveló que el 30 por ciento de los menores de ocho años usa móviles a diario, lo que incrementó la graduación de miopía en 1.75 dioptrías en cinco años. La OMS también ha señalado que la falta de luz natural y el uso excesivo de pantallas contribuyen al aumento global de miopía, proyectando que para 2050, una de cada dos personas podría padecerla. En México, datos de Optivisión indican que el 60 por ciento de la población requiere corrección visual, y el 80 por ciento de los casos de deficiencia visual son evitables con medidas adecuadas.
El oftalmólogo enfatizó que los dispositivos emiten una luz intensa que los ojos infantiles, aún en desarrollo, no están preparados para soportar a corta distancia. Esta situación no solo afecta la visión, sino también el sueño, la socialización y el desarrollo general de los menores, según el especialista.