El reconocido cantante de música regional mexicana, Gerardo Ortiz, se ha visto envuelto en una polémica tras declararse culpable de conspiración por violar una ley federal de Estados Unidos al realizar negocios y ofrecer conciertos para un promotor en México vinculado a cárteles del narcotráfico.
Esta confesión ha reavivado el debate sobre la relación entre ciertos exponentes del género y el crimen organizado.
Ortiz admitió haber trabajado con Jesús Pérez Alvear, promotor musical relacionado con el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). Pérez Alvear, quien representó a artistas como Julión Álvarez y el propio Ortiz, fue asesinado en diciembre de 2024 en Ciudad de México, mientras esperaba sentencia por cargos de lavado de dinero.
Además, el cantante testificará en el juicio contra Ángel del Villar, director ejecutivo de DEL Records, acusado de mantener vínculos con el CJNG.
La carrera de Ortiz ha estado marcada por la interpretación de narcocorridos, canciones que narran historias de figuras del narcotráfico. Entre sus temas más polémicos se encuentra «Leyenda Caro Quintero», dedicado a Rafael Caro Quintero, conocido como el «narco de narcos».
Estos corridos han generado controversia por su posible apología del delito y la glorificación de personajes ligados al crimen organizado.
La declaración de culpabilidad de Ortiz pone de manifiesto la compleja relación entre algunos artistas del género regional mexicano y el narcotráfico, evidenciando cómo la música puede ser utilizada para lavar dinero y promover actividades ilícitas. Este caso subraya la necesidad de una mayor vigilancia y regulación en la industria musical para evitar la normalización de la violencia y el crimen en la cultura popular.