El gobierno de Venezuela ha comunicado al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que no aceptará la deportación de sus ciudadanos desde territorio estadounidense. Esta decisión surge tras la revocación, el martes pasado, de la licencia que permitía a Chevron operar en el país sudamericano. La medida de Trump busca presionar al presidente venezolano, Nicolás Maduro, para acelerar las deportaciones de inmigrantes indocumentados en Estados Unidos
La retirada de Chevron, que tiene hasta el 3 de abril para cesar sus operaciones en Venezuela, podría reducir la producción petrolera diaria del país de 900 mil barriles a menos de 500 mil, afectando gravemente su economía.
Además, esta situación complica los planes de deportación masiva de inmigrantes indocumentados prometidos por Trump, ya que Venezuela se niega a recibir a sus ciudadanos deportados.
En febrero, Estados Unidos repatrió a 366 venezolanos en tres vuelos, y el 24 de febrero, México envió otro vuelo con 242 repatriados a Caracas. Sin embargo, la reciente tensión entre ambos países ha detenido las deportaciones desde el 20 de febrero.
La situación refleja divisiones dentro del gobierno de Trump sobre cómo abordar la relación con Venezuela, oscilando entre el compromiso y el aislamiento del régimen de Maduro.