Cada 6 de enero, Oaxaca se llena de alegría y tradición al celebrar el Día de Reyes, una festividad que marca el cierre de la temporada navideña y que tiene profundas raíces en la historia y cultura de la región. La historia de los Reyes Magos, según el Evangelio de Mateo, narra cómo tres sabios provenientes del Oriente siguieron una estrella hasta Belén para rendir homenaje al niño Jesús, ofreciéndole regalos de oro, incienso y mirra. Aunque la Biblia no menciona sus nombres ni su número exacto, la tradición ha establecido que se llamaban Melchor, Gaspar y Baltasar, representando a Europa, Asia y África, respectivamente.
En Oaxaca, esta tradición se fusiona con costumbres locales, creando una celebración única. La víspera del 6 de enero, los niños colocan sus cartas y zapatos junto al nacimiento, esperando que los Reyes Magos les dejen regalos. Al día siguiente, las familias se reúnen para compartir la tradicional Rosca de Reyes, un pan ovalado decorado con frutas cristalizadas que simbolizan las joyas de la corona real. Dentro de la rosca se esconde una figura del niño Jesús; quien la encuentra se compromete a organizar una fiesta con tamales el Día de la Candelaria, el 2 de febrero.
Además de la Rosca de Reyes, en Oaxaca se realizan diversas actividades para conmemorar esta fecha. El DIF Oaxaca, por ejemplo, organiza eventos en el Parque Primavera, donde se reparten juguetes y se realizan más de 30 actividades para los niños.
La festividad de los Reyes Magos en Oaxaca es un ejemplo claro de cómo las tradiciones pueden fusionarse y evolucionar, manteniendo viva la esencia cultural y religiosa de la región. Es un momento de unión, alegría y reflexión, donde la comunidad se reúne para celebrar la fe, la generosidad y la esperanza.