Aunque a menudo se confunden, infarto y paro cardíaco son dos condiciones distintas:
Infarto
También conocido como ataque cardíaco, ocurre cuando el flujo de sangre al corazón se bloquea, generalmente por una arteria coronaria obstruida. Aunque el flujo sanguíneo está interrumpido, el corazón no deja de latir repentinamente en la mayoría de los casos.
Paro Cardíaco
El paro cardíaco es un mal funcionamiento eléctrico del corazón que provoca que deje de latir de manera inesperada. Es una emergencia que requiere reanimación cardiopulmonar (RCP) y el uso de un desfibrilador externo automático (DEA) para restaurar el ritmo cardíaco.
Mientras el infarto afecta el flujo sanguíneo al corazón, el paro cardíaco implica un colapso total del sistema eléctrico del órgano. Ambos son urgencias médicas, pero su tratamiento y evolución son diferentes.
Causas y síntomas
Un infarto ocurre cuando una placa de ateroma (colesterol y grasa) en las arterias coronarias se rompe, formando un coágulo que bloquea el flujo sanguíneo. Los síntomas clave incluyen:
Dolor torácico: opresión en el pecho que puede irradiarse al brazo izquierdo, cuello o espalda.
Sudoración fría (diaforesis).
Náusea, vómito, mareo y dificultad para respirar (disnea).
Sensación de muerte inminente.
Factores de riesgo
Los principales factores de riesgo incluyen diabetes, colesterol alto, hipertensión, tabaquismo, obesidad y edad avanzada.
Tratamiento
El tratamiento estándar es la angioplastia primaria, que desobstruye la arteria y coloca un stent coronario. Este procedimiento es más efectivo dentro de las primeras seis horas. Reconocer los síntomas a tiempo y actuar rápidamente es crucial para salvar vidas.