Tras el segundo debate presidencial, el presidente Andrés Manuel López Obrador expresó su satisfacción con el desarrollo del evento y la percepción de que su gobierno está progresando positivamente. Durante su conferencia matutina, destacó la ausencia de groserías significativas y señaló que el país se encuentra en un estado de tranquilidad a un mes de las elecciones. No obstante, utilizó la oportunidad para abordar las críticas dirigidas hacia su administración, particularmente las relacionadas con las acusaciones contra sus hijos, desafiando a quienes las lanzan a presentar denuncias con pruebas concretas y reiterando su confianza en la integridad de su familia.
López Obrador enfatizó que él mismo no intervendría para solicitar la intervención de la fiscalía en caso de que se iniciara una investigación contra sus hijos, rechazando cualquier idea de influencia indebida. Asimismo, defendió la capacidad de su gobierno para enfrentar las campañas de difamación, sugiriendo que estas tácticas no están teniendo un impacto significativo en la opinión pública debido a la politización de la población y la resistencia contra lo que él llama «mafia del poder». Concluyó expresando su optimismo en cuanto al futuro de México y la posibilidad de que el país triunfe si continúa en el camino actual.