Carolina Espina
La violencia machista está profundamente arraigada en nuestra sociedad, manifestándose como
una forma de violencia cultural y estructural que a menudo se percibe como natural, señaló Anabel
Morales Valeriano, directora del Centro de Reeducación para Hombres que Ejercen Violencia
contra las Mujeres (CRHEVCM), y destacó que actualmente 63 hombres reciben atención en el
centro para aprender a ver a las mujeres desde una perspectiva diferente.
El CRHEVCM utiliza un modelo psicoeducativo que combina elementos de la psicología y la
educación para promover la reflexión y el cambio de comportamiento en un entorno grupal. Este
enfoque se basa en la perspectiva de género y los derechos humanos, y en lo que va del año, 245
hombres han participado en las sesiones del centro.
Dependiente de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, el CRHEVCM ofrece dos
programas principales: el de reeducación para hombres que ejercen violencia en la pareja y el de
reeducación para adolescentes varones que ejercen violencia contra las mujeres, denominado
«Convivencia sin Violencia».
En el primer programa, participan hombres que son canalizados por la vía judicial o administrativa,
ya sea porque tienen un proceso con las autoridades o están en algún centro penitenciario. Estos
hombres son enviados al programa como parte de una medida cautelar o como parte de una
sentencia por delitos cometidos contra mujeres, lo cual también forma parte de la protección
brindada a las víctimas.
Además de estos programas, el centro realiza actividades de sensibilización y prevención a través
de grupos de reflexión y transformación de las masculinidades. También ofrece sesiones a las que
pueden acceder hombres de manera voluntaria, quienes buscan ayuda por cuenta propia para
evitar ejercer violencia contra las mujeres.
La violencia machista se manifiesta de diversas formas, incluyendo violencia psicológica, verbal,
sexual y física, y es un reflejo de una sociedad machista y una estructura social que legitima el uso
de la violencia por parte de los hombres para mantener el dominio sobre las mujeres.
La reeducación de los hombres que ejercen violencia es crucial para romper este ciclo y construir
relaciones basadas en el respeto y la igualdad.