Los esfuerzos recientes del gobierno de Oaxaca para sanear el río Atoyac han avanzado significativamente, con la intervención de 10,940 metros cuadrados en las riberas del afluente, específicamente en el tramo comprendido entre el puente Porfirio Díaz y el puente de camino al Tequio. Estas acciones, que incluyen limpieza, desazolve y afine de taludes a lo largo de 5.47 kilómetros, han permitido la remoción de aproximadamente 200 metros cúbicos de escombro y maleza, utilizando 29 volteos llenos. El objetivo es intervenir un total de 11 kilómetros lineales, lo que representa cerca de 90,000 metros cuadrados.
Sin embargo, expertos en arbolado urbano enfatizan la necesidad de abordar estos trabajos con una perspectiva integral que considere la importancia de la vegetación ribereña. Víctor Velasco, especialista en el área, destaca que especies como el carrizo, arbustos y árboles cercanos al cauce desempeñan funciones esenciales, como prevenir la erosión de las riberas y mantener la biodiversidad del ecosistema fluvial. El carrizo, por ejemplo, posee un sistema de raíces que consolida el suelo, evitando su deslavado.
La vegetación ribereña actúa como una barrera natural que filtra sedimentos, nutrientes y contaminantes, mejorando la calidad del agua. Además, proporciona sombra que regula la temperatura del agua, creando hábitats adecuados para diversas especies acuáticas y terrestres. Por ello, la eliminación indiscriminada de esta vegetación podría comprometer la estabilidad de las riberas y la salud ecológica del río.
Es fundamental que las autoridades encargadas del saneamiento del río Atoyac integren en sus planes la conservación y manejo adecuado de la vegetación ribereña. Una planificación inteligente y sustentable garantizará que las intervenciones no solo mejoren la apariencia del río, sino que también fortalezcan su funcionalidad ecológica y resiliencia ante fenómenos naturales.