El llamado «puente amarillo», ubicado sobre el periférico en inmediaciones de la Central de Abasto de Oaxaca, comenzó a ser demolido por el gobierno municipal debido a problemas estructurales y a su historial como punto de riesgo para intentos de suicidio. La intervención inició desde las primeras horas del día, cuando dos grúas de gran tamaño comenzaron a retirar la estructura metálica que, durante años, funcionó como punto de referencia para miles de personas.
Elementos de la policía municipal realizaron cortes a la circulación desde aproximadamente las seis de la mañana, ocasionando complicaciones viales en la zona. Ambos carriles del periférico, en las inmediaciones del puente, permanecen ocupados por las maniobras de demolición, por lo que las autoridades recomendaron a la ciudadanía tomar rutas alternas.
Aunque el puente era considerado un símbolo popular entre los habitantes —frecuentemente mencionado como punto de encuentro con la frase «nos vemos en el puente amarillo»—, el gobierno justificó su retiro por razones de seguridad, afirmando que presentaba daños estructurales que comprometían su integridad.
La demolición del puente marca el fin de una referencia cotidiana en la ciudad, cuyo recuerdo ahora quedará solo en la memoria colectiva.