Este 8 de diciembre, miles de peregrinos de todo el país se congregan en el Santuario de la Virgen de Juquila, en Santa Catarina Juquila, Oaxaca, para celebrar el Día de la Inmaculada Concepción. La festividad, considerada una de las más importantes en la región, está marcada por actos de fe, agradecimiento y profunda devoción hacia la Virgen, conocida por los milagros atribuidos a su intercesión.
Desde días previos, los caminos que conducen al santuario se llenaron de peregrinos, muchos de ellos recorriendo largas distancias a pie o en bicicleta como muestra de gratitud o para pedir favores. Familias completas, personas mayores y jóvenes participan en esta manifestación de fe, que no solo tiene un significado religioso, sino también cultural, uniendo a las comunidades en una tradición que ha perdurado por generaciones.
La veneración a la Virgen de Juquila está arraigada en una historia que remonta al siglo XVI. Según la tradición, un campesino recibió una imagen de la Virgen de la Purísima Concepción, la cual colocó en una capilla de zacate para protegerla. Sin embargo, un incendio destruyó la capilla, dejando intacta la imagen, un hecho que fue considerado milagroso por los habitantes de la región.
Este acontecimiento marcó el inicio de una devoción que ha crecido con el tiempo. En 1784, la imagen fue trasladada a la población de Juquila, donde se construyó un santuario en su honor. Desde entonces, la Virgen de Juquila ha sido considerada una protectora milagrosa por quienes depositan su fe en ella.
El 8 de diciembre de 2014, el Papa Francisco concedió la Coronación Pontificia a la Virgen de Juquila, un acto solemne que reforzó su importancia en el ámbito religioso y cultural. Este reconocimiento oficial del Vaticano confirmó la devoción que millones de mexicanos le profesan y consolidó su lugar entre las advocaciones marianas más veneradas del país.
Además del significado espiritual, la celebración de la Virgen de Juquila tiene un impacto económico importante en la región. Durante esta fecha, el turismo religioso deja una notable derrama económica en el municipio, beneficiando a comercios locales, hospedajes y pequeños empresarios.
Asimismo, refuerza la identidad cultural de Oaxaca, mostrando al mundo la riqueza de sus tradiciones.