Este 5 de marzo, el Miércoles de Ceniza dio inicio a la Cuaresma, un tiempo de oración, penitencia y reflexión para los católicos, con el objetivo de preparar sus corazones para la Semana Santa. En diversos templos de Oaxaca, los fieles acudieron a recibir la cruz de ceniza en la frente, un signo de arrepentimiento y conversión. El ritual recuerda a los creyentes que su vida en la tierra es temporal, y que la vida eterna se encuentra en el Cielo.
La imposición de la ceniza, que proviene de los ramos bendecidos el Domingo de Ramos del año anterior, se acompaña de las palabras: “Polvo eres y en polvo te convertirás”, o “Arrepiéntete y cree en el Evangelio”. Este acto simboliza el inicio de los 40 días de Cuaresma, un periodo penitencial que invita a la conversión del corazón, siguiendo el ejemplo de ayuno y oración de Jesús en el desierto. La Cuaresma no solo es un tiempo de sacrificio, sino también de preparación para la Pascua, con una fuerte llamada al perdón y al cambio de vida.
Además de la imposición de la ceniza, los fieles están llamados a practicar el ayuno y la abstinencia, especialmente los viernes, como una forma de penitencia. En Oaxaca, iglesias como la Catedral Metropolitana y el templo de Santo Domingo de Guzmán celebraron misas especiales, recibiendo a miles de personas de todas las edades que participaron con devoción en esta tradición. La Cuaresma culminará con la Semana Santa, cuando se conmemoran la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo.
La Iglesia también invita a la oración y al sacrificio durante estos 40 días, buscando que los creyentes se acerquen más a Dios, renuncien al pecado y fortalezcan su fe a través de actos de caridad. Este tiempo de penitencia debe ser vivido con alegría y esperanza, sabiendo que el sacrificio hecho con amor será recompensado por Dios.