El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha impuesto un arancel del 25 por ciento a las importaciones provenientes de México, argumentando insuficientes esfuerzos en el combate al narcotráfico. Esta medida afecta a sectores clave de la economía mexicana, como la industria automotriz, electrónica y agroalimentaria. En respuesta, la presidenta Claudia Sheinbaum ha calificado la decisión como «ofensiva, difamatoria y sin sustento»
Sheinbaum anunció que México implementará medidas arancelarias y no arancelarias contra Estados Unidos a partir del 9 de marzo, detallando que estas acciones serán reveladas en una audiencia pública en esa fecha, también enfatizó que la imposición de aranceles perjudicará a ciudadanos y empresas de ambos países, subrayando la importancia de la cooperación sin subordinación. Además, instó a Estados Unidos a abordar su crisis de consumo de opioides, criticando la liberalización de la FDA en este ámbito.
La comunidad empresarial, gobernadores y legisladores mexicanos han cerrado filas con el gobierno federal, repudiando la aplicación de estos aranceles y preparando medidas emergentes para contrarrestar su impacto
Por su parte, el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, calificó los aranceles como «un balazo en el pie para ambos países», destacando que la medida podría tener repercusiones negativas en las economías de México y Estados Unidos.
Analistas económicos advierten que los aranceles podrían afectar significativamente las cadenas de suministro en Norteamérica, debido a la profunda integración entre México, Estados Unidos y Canadá. Sectores como el automotriz y el de manufactura electrónica podrían enfrentar interrupciones en su producción, lo que derivaría en aumentos de precios para los consumidores y una posible desaceleración económica en la región