El Departamento de Defensa de Estados Unidos anunció el despliegue de 1,100 soldados adicionales en la frontera con México, con el objetivo de proporcionar apoyo logístico y reforzar las operaciones de seguridad. Estas unidades, provenientes de Kentucky, Carolina del Norte y Virginia, incrementarán el número total de efectivos en servicio activo en la región a aproximadamente 4,200.
Esta medida se enmarca en las políticas migratorias de la administración del presidente Donald Trump, que ha recurrido al uso de fuerzas militares para abordar cuestiones de inmigración y seguridad fronteriza. Además del despliegue de tropas, se han utilizado aviones militares para trasladar a migrantes fuera del país y se han habilitado bases militares para su alojamiento temporal.
Paralelamente, el Departamento de Seguridad Nacional informó que el número de migrantes detenidos cruzando ilegalmente la frontera en febrero se aproxima a un mínimo histórico mensual. Este dato podría reflejar el impacto de las recientes medidas implementadas para disuadir la inmigración ilegal.
En respuesta a estas acciones, el gobierno mexicano, encabezado por la presidenta Claudia Sheinbaum, ha desplegado 10,000 militares en su lado de la frontera. Esta iniciativa busca frenar el tráfico de drogas y abordar las preocupaciones de seguridad compartidas con Estados Unidos.
Estas decisiones reflejan la creciente colaboración entre ambos países para fortalecer la seguridad en la región fronteriza y enfrentar conjuntamente los desafíos relacionados con la migración y el crimen organizado.