La nominación de Marco Rubio como próximo secretario de Estado de Estados Unidos ha generado tensiones en la relación bilateral entre México y la futura administración de Donald Trump. Durante su audiencia de confirmación, Rubio declaró que una acción militar contra los cárteles mexicanos del narcotráfico es una posibilidad sobre la mesa, argumentando que estas organizaciones representan una amenaza crítica para la seguridad de ambos países.
Sin embargo, Rubio enfatizó su preferencia por trabajar en cooperación con el gobierno mexicano, alineándose con las declaraciones de la presidenta Claudia Sheinbaum, quien ha defendido un enfoque conjunto en la lucha contra el crimen organizado. La mandataria mexicana ha rechazado categóricamente la designación de los cárteles como organizaciones terroristas, afirmando que esta etiqueta podría justificar intervenciones unilaterales de Estados Unidos.
Además, Rubio anunció su intención de promover una investigación al expresidente Andrés Manuel López Obrador por presuntos vínculos con el narcotráfico, basándose en declaraciones de testigos relacionados con cárteles. Estas acciones podrían incrementar las tensiones políticas entre ambos países, en un contexto ya marcado por críticas previas del senador hacia López Obrador, a quien acusó de haber “entregado a México a los cárteles”.
La inminente confirmación de Rubio plantea preguntas sobre el futuro de la relación entre México y Estados Unidos, especialmente en temas sensibles como el narcotráfico y la seguridad fronteriza. Por su parte, el gobierno mexicano ha intensificado sus operativos contra estas organizaciones, destacando incautaciones históricas de fentanilo como parte de sus esfuerzos por combatir el crimen organizado.