Al cierre del sexenio de Andrés Manuel López Obrador, la deuda pública de México alcanzó niveles históricos, situándose en 17.55 billones de pesos, lo que equivale al 51.7 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), según datos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).
Este incremento representa un aumento de cinco puntos porcentuales en comparación con el año anterior, marcando el nivel más alto desde 1990.
Este aumento en la deuda pública implica que, en promedio, cada mexicano adeuda aproximadamente 131 mil 738 pesos, lo que supone un incremento de casi 20 mil pesos por persona en comparación con el sexenio anterior.
Este endeudamiento se atribuye, en parte, a la financiación de proyectos emblemáticos de la administración anterior, como el Tren Maya, el Aeropuerto Felipe Ángeles y la Refinería Dos Bocas, que registraron sobrecostos significativos.
La organización México Evalúa ha señalado que, aunque el endeudamiento no es intrínsecamente negativo, es crucial que los recursos obtenidos se destinen a inversiones que generen ingresos públicos. Sin embargo, durante el sexenio pasado, solo el 53 por ciento del endeudamiento se destinó a inversión física, mientras que el 47 por ciento restante se utilizó para otros gastos, como el pago de intereses de la deuda y programas sociales.
Esta distribución podría limitar la capacidad del país para enfrentar futuras crisis económicas, especialmente considerando que el Fondo de Estabilización de los Ingresos Presupuestarios (FEIP) cuenta actualmente con solo 97 mil millones de pesos, monto insuficiente para afrontar una recesión similar a la de 2019, cuando se utilizaron 170 mil millones de pesos de dicho fondo.