Alberto, la primera tormenta con nombre propio que inaugura la temporada de huracanes que sacuden el Atlántico cada verano, se ha debilitado hasta convertirse en una depresión tropical al avanzar tierra adentro sobre el noreste de México. Las intensas lluvias e inundaciones que ha provocado han dejado cuatro muertos en el país.
El gobernador del estado mexicano de Nuevo León, Samuel Alejandro García Sepúlveda, informó a los medios locales que, al menos tres personas menores de 18 años habían muerto debido a la tormenta el miércoles por la noche. En la mañana, Protección Civil reportó una cuarta muerte a causa de una descarga eléctrica.
En Nuevo León, donde Alberto ha provocado desbordamientos en el río Santa Catarina, y en el estado costero de Tamaulipas, las autoridades locales han trasladado a la población afectada a refugios temporales.
Toda actividad pública ha quedado suspendida debido a las inundaciones.
A pesar de las lluvias torrenciales, el huracán ha traído consigo precipitaciones muy necesarias en zonas que atravesaban un profundo período de sequía tras una ola de calor sin precedentes en el país. En las regiones afectadas, algunos de sus embalses tenían niveles de agua inferiores al 8%.
Las autoridades del estado de Nuevo León han indicado que redireccionarán agua de la presa La Boca tras haber alcanzado su capacidad máxima de unos 40 millones de metros cúbicos. Un día antes de la llegada de Alberto, esta solo estaba llena en un 35%.
Debido al cambio climático cada vez más acusado, fenómenos extremos como la sequía que ha experimentado México se están convirtiendo en la nueva normalidad. El país ha experimentado desde marzo temperaturas hasta 5.2°C por encima del promedio histórico y apenas ha recibido un tercio de las precipitaciones normales para este período.