Por: Aylin Paredes
En un caso que ha conmocionado a Francia, un niño de 12 años fue condenado en agosto pasado por cargos relacionados con terrorismo tras consumir miles de videos de decapitaciones, torturas y tutoriales para fabricar bombas, según el fiscal Paul-Edouard Lallois. Lo que comenzó con búsquedas inocentes sobre el islam, tras recibir un Corán de regalo, derivó en una inmersión en chats encriptados y propaganda extremista del Estado Islámico, accesible a través de redes sociales, videojuegos y aplicaciones. La madre, unaware de las actividades de su hijo, creía que este jugaba o hacía tareas en su habitación, reveló el abogado defensor Kamel Aissaoui. El fiscal advirtió que, de no haber sido detenido, el menor pudo haber devenido en un “soldado deshumanizado”, incapaz de distinguir entre el bien y el mal.
Este caso no es aislado. En Europa, las agencias antiterroristas enfrentan una creciente ola de menores radicalizados en línea, algunos de apenas 13 años. Olivier Christen, fiscal antiterrorista francés, reportó un aumento de cargos contra menores: de dos en 2022 a 19 en 2024. La propaganda extremista, diseñada para atraer a jóvenes en busca de identidad, se propaga a través de contenido ultraviolento que va desde pornografía hasta videos yihadistas, a menudo musicalizados y compartidos en grupos cerrados. La red de inteligencia “Five Eyes” alertó en diciembre sobre la amenaza que representan estos menores, equiparable a la de adultos.
Por su parte, en países como Austria y Bélgica, las autoridades han frustrado complots terroristas planeados por adolescentes radicalizados digitalmente, como un ataque a un concierto de Taylor Swift o a una estación de tren. Los investigadores señalan que la habilidad de los jóvenes para eludir controles parentales y su exposición a una “reacción en cadena” de violencia en línea aceleran este proceso, que puede tomar solo meses. El menor francés, ahora en cuidado residencial sin acceso a redes, enfrenta un largo camino para recuperar su orientación mental, según las autoridades.

Canon R5