El gobierno de Japón evalúa medidas en respuesta a la decisión de Estados Unidos de imponer un arancel del 25 por ciento a los automóviles fabricados fuera de su territorio a partir del 2 de abril. El primer ministro japonés, Shigeru Ishiba, instruyó a su gabinete a considerar todas las opciones posibles para defender los intereses del país, destacando que la industria automotriz es un pilar clave de la economía nacional.
En un encuentro del Comité de Presupuesto de la Cámara de Consejeros, Ishiba señaló que las restricciones comerciales afectarían significativamente la relación económica entre ambas naciones. Subrayó que Japón es el mayor inversor en Estados Unidos, genera empleos y ofrece salarios competitivos, por lo que instó a Washington a excluir al país de la medida. Además, encomendó al jefe del gabinete, Yoshimasa Hayashi, continuar las negociaciones con EE.UU. para mitigar el impacto en el sector automotor y en la fuerza laboral japonesa.
Los automóviles y sus componentes representaron en 2024 más de un tercio de las exportaciones japonesas hacia Estados Unidos, su principal socio comercial. Con una fuerza laboral de más de 5,5 millones de personas vinculadas a la industria automotriz, el gobierno japonés busca evitar repercusiones económicas graves y ha solicitado cooperación entre los ministerios para evaluar estrategias frente a las restricciones impuestas por la administración estadounidense.