Por: Rubén Cruz
Nohemí López Hernández, conocida cariñosamente como Mimi, llevó la esencia de la cocina tradicional oaxaqueña al otro lado del mundo: Japón. Todo comenzó cuando el chef Marco García, propietario de un restaurante en ese país, probó los emblemáticos platillos de Mimi en Matadamas, Etla, y quedó maravillado.
Aquella simple degustación se convirtió en una misión: llevar la auténtica gastronomía de Oaxaca al país del sol naciente.
El proyecto no fue sencillo. Para mantener la autenticidad de los sabores, fue necesario construir un horno tradicional en el campus de la Universidad de Tokio. Con dedicación y respetando cada detalle de las recetas ancestrales, Mimi preparó barbacoa enchilada, mole, tamales y más, llevando consigo no solo ingredientes, sino también las historias y tradiciones que heredó de sus antepasados.
Desde ese horno, Mimi presentó su barbacoa oaxaqueña a chefs y estudiantes japoneses, quienes, aunque no están acostumbrados al picante, disfrutaron de cada bocado.
El intercambio cultural fue mutuo. Mimi descubrió los rituales japoneses que rodean la preparación de alimentos, como bendecir los hornos antes de cocinar, una tradición que conecta con el respeto y las prácticas de su propia comunidad.
“Me siento profundamente orgullosa de haber llevado la comida de Oaxaca a Japón. Compartimos barbacoa, tamales de mole negro y tlayudas con cecina. Fue una experiencia inolvidable para mí y para quienes probaron nuestros sabores”, señaló Mimi, recordando su travesía.
Desde hace cinco años, Mimi, con su pequeña cocina en Matadamas, Etla, ha trabajado incansablemente para preservar y compartir la riqueza gastronómica de Oaxaca.