La conciencia ecológica crece en la sociedad, pero también lo hace el greenwashing o ecoblanqueo, una estrategia en la que empresas y gobiernos presentan productos o políticas como ecológicas sin serlo realmente. Para combatirlo, la Unión Europea estableció la Directiva 2024/825, cuyo cumplimiento deberá concretarse antes de marzo de 2026.
Esta normativa prohíbe afirmaciones ambientales sin respaldo técnico, restringe el uso de ecoetiquetas a certificaciones oficiales y exige información clara sobre durabilidad y reparabilidad de productos. Aunque persisten desafíos, expertos destacan que un buen desempeño ecológico se traduce en beneficios económicos y fomenta la innovación sostenible.
Con estas medidas, 2025 marcará un punto clave en la transición hacia un consumo más informado y responsable.