Aunque la Navidad es una festividad celebrada en gran parte del mundo, varios países han optado por restringir o prohibir su conmemoración debido a motivos religiosos, culturales y políticos. En Corea del Norte, donde el régimen mantiene un control absoluto sobre las prácticas sociales y religiosas, cualquier manifestación pública o privada relacionada con la Navidad se considera una amenaza ideológica. La festividad, asociada al cristianismo, es vista como incompatible con los principios del régimen, y quienes se atrevan a celebrarla pueden enfrentar severas sanciones.
Por su parte, en Somalia, un país de mayoría musulmana, las autoridades han prohibido la Navidad para evitar tensiones religiosas. Las festividades cristianas se perciben como una amenaza a las tradiciones locales, además de que las autoridades temen que la celebración se convierta en un blanco para ataques de grupos extremistas. En Brunéi, desde 2015, la implementación de leyes basadas en la sharía restringió la visibilidad pública de cualquier símbolo relacionado con la Navidad. Aunque los no musulmanes pueden conmemorarla en privado, cualquier acto público relacionado con la festividad está prohibido.
Tayikistán, aunque no impone sanciones tan estrictas, ha implementado limitaciones sobre las celebraciones navideñas en espacios públicos, prohibiendo el uso de árboles de Navidad, fuegos artificiales y la distribución de regalos en las escuelas. Esta medida busca preservar las tradiciones culturales propias del país y limitar la influencia de festividades extranjeras. Mientras tanto, Arabia Saudita, aunque en los últimos años ha mostrado signos de flexibilización, sigue desalentando la manifestación pública de la Navidad. Los cristianos pueden celebrarla en la privacidad de sus hogares, pero cualquier intento de hacerlo públicamente sigue siendo mal visto.
Aunque en algunos países como China y Japón la Navidad no está formalmente prohibida, su celebración es vista de manera distinta. En China, la festividad se ha popularizado en las grandes ciudades como un evento comercial, pero las autoridades han tomado medidas para evitar su expansión en otras áreas del país, promoviendo las tradiciones locales. En Japón, la Navidad ha sido transformada en una celebración más comercial y romántica, sin un vínculo directo con su origen religioso. Así, en varias regiones del mundo, la Navidad sigue siendo una festividad que, a pesar de su carácter global, se enfrenta a diversas restricciones y reinterpretaciones según las circunstancias políticas y culturales de cada nación.