¿Alguna vez has sentido un pequeño «choque» al tocar una puerta metálica o al rozar a alguien?
Ese fenómeno incómodo y, a menudo, sorprendente, conocido como “toque eléctrico” o descarga estática, tiene una explicación científica fascinante.
Este fenómeno es similar a lo que ocurre cuando el cabello se eriza al entrar en contacto con ropa de lana o abrigos en invierno. Todo se debe a la acumulación de electricidad estática, que ocurre cuando los materiales se frotan entre sí. Cuando experimentamos esos «toques», nuestros cuerpos tienen una mezcla de cargas positivas y negativas (protones y electrones).
Cuando dos materiales entran en contacto, uno de ellos pierde electrones, generando una carga positiva, mientras que el otro gana esos electrones, adquiriendo una carga negativa. Este desequilibrio de cargas crea el potencial para una descarga, que es lo que sentimos como un «toque eléctrico».
Aunque parece algo trivial, este fenómeno está relacionado con la ley de la estática, que explica cómo las cargas eléctricas se acumulan y se transfieren entre objetos.
Si eres de las personas que constantemente experimentan descargas eléctricas, lamentablemente no existe una manera definitiva de evitarlas. Sin embargo, hay varias formas de reducir su frecuencia e intensidad:
- Evita ropa sintética: Materiales como el poliéster, el nylon y el spandex son grandes generadores de electricidad estática. Al frotarse contra tu piel o cabello, producen fricción que acumula carga. Optar por ropa de algodón puede reducir este problema.
- Hidrata el ambiente: La humedad ayuda a disipar las cargas estáticas. En ambientes secos, como en invierno, la electricidad estática se acumula más fácilmente. Usar un humidificador o colocar recipientes con agua cerca de fuentes de calor puede ser útil.
- Usa productos antistáticos: Existen productos como sprays antistáticos o suavizantes de telas que ayudan a reducir la acumulación de electricidad en la ropa.
- Toca superficies metálicas de manera gradual: Si sientes que el «choque» está por ocurrir, intenta tocar una superficie metálica, como una mesa o una puerta, con la palma de la mano en lugar de los dedos, ya que la descarga será menos intensa.
Aunque estos toques sean inofensivos, comprender su origen y cómo reducirlos puede hacer la diferencia para quienes buscan evitar esas molestas descargas eléctricas.