Una investigación de la Universidad de Florida (UF) reveló que el extracto de cáscara de naranja podría ser una herramienta crucial para mejorar la salud cardiovascular.
El estudio, financiado con una subvención de medio millón de dólares del Departamento de Agricultura (USDA) de EE.UU, destaca el potencial de los fitoquímicos presentes en las cáscaras de naranja para reducir la producción de sustancias químicas dañinas asociadas con enfermedades cardiovasculares.
Investigaciones recientes se centran en el papel de ciertas bacterias intestinales que, al metabolizar ciertos nutrientes, producen Trimetilamina N-óxido (TMAO), un indicador de riesgo futuro de enfermedades cardiovasculares, según la Clínica Cleveland.
Con el objetivo de explorar alternativas naturales para mitigar este riesgo, Yu Wang, profesora asociada del Instituto de Ciencias Agrícolas y Alimentarias de Florida (UF/IFAS), y su equipo examinaron el efecto de dos tipos de extractos de cáscara de naranja: una fracción polar y una fracción apolar.
Utilizando disolventes polares y no polares, los investigadores lograron separar estas fracciones permitiendo estudiar sus propiedades y efectos sobre la producción de TMAO y Trimetilamina (TMA).
Los resultados mostraron que el extracto de la fracción no polar inhibe eficazmente la producción de estas sustancias químicas perjudiciales, mientras que la fracción polar contenía un compuesto llamado feruloilputrescina, conocido por su capacidad para inhibir la enzima responsable de la producción de TMA.
“Este es un hallazgo novedoso que resalta el potencial de la feruloilputrescina en la salud, mediante la reducción del riesgo de una enfermedad cardiovascular”, aclaró Wang.
Cada año, se generan aproximadamente 5 millones de toneladas de cáscaras de naranja en Estados Unidos, la mayoría de las cuales se desperdician o se utilizan para la alimentación animal.
Sin embargo, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de EE.UU. ha clasificado los extractos naturales de la cáscara de naranja como seguros para el consumo humano, abriendo nuevas posibilidades para su uso en la industria alimentaria y farmacéutica.
Yu Wang expresó optimismo sobre el futuro de esta investigación, señalando que “los hallazgos sugieren que las cáscaras de naranja, tradicionalmente consideradas residuos, podrían transformarse en ingredientes valiosos para productos dietéticos y alimentarios que promuevan la salud cardiovascular”.
“Nuestra investigación allana el camino para el desarrollo de alimentos funcionales enriquecidos con estos compuestos bioactivos, proporcionando nuevas estrategias terapéuticas para la salud del corazón”, aseguró.
Según la Asociación Estadounidense del Corazón, de los adultos hispanos mayores de 20 años en Estados Unidos entre 2015 y 2018, el 52,3 % de los hombres y el 42,7 % de las mujeres padecieron enfermedades cardiovasculares, afección que causó el fallecimiento de 31.864 hombres y 26.820 mujeres de todas las edades durante ese periodo.
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