Hay platillos que siempre serán recomendados para aliviar lo síntomas de alguna enfermedad. Probablemente, uno de los más populares es el caldo de pollo, el cual cocinamos cuando tenemos resfriado o nos sentimos decaídos. Acompañado con verduras y un toque de limón, después de comerlo nos sentimos alivianados. Es por eso que hoy te contamos cuáles son las propiedades curativas de este clásico en la cocina mexicana.
El caldo de pollo es un platillo tradicional que se prepara en distintas partes del mundo desde el siglo XII. En México, dependiendo de la región, se cocina con patitas, mollejas, hierbas aromáticas e incluso arroz.
Tiene un sinfín de variantes, pero su complemento principal son las zanahorias, calabacitas, papa, garbanzo, aguacate y cebolla. De cualquier manera, podemos decir que es altamente nutritivo.
Si bien sus nutrientes dependen de los alimentos que le agreguemos, es posible destacar el contenido de vitamina B, C, E y K, proteínas, magnesio, hierro, calcio, fibra, niacina e hidratos de carbono alojados en sus ingredientes.
Conocido popularmente como «consomé de pollo» o «caldillo», ayuda a disminuir los síntomas del resfriado común y aporta electrolitos, los cuales mantienen hidratado al cuerpo ante la fiebre.
Además, al servirse caliente, el vapor permite despejar las vías respiratorias y a expulsar la mucosidad acumulada en los pulmones. Al mismo tiempo, mejora el estado de ánimo y nos abre el apetito, algo que perdemos mientras estamos enfermamos.
De acuerdo con Medline Plus, página oficial de información de Estados Unidos, otros beneficios de comer caldo de pollo son:
- Ayuda a curar infecciones del intestino y facilita el proceso de digestión.
- Inhibe infecciones causadas por el virus de la gripe.
- Reduce el dolor articular.
- Combate la inflamación estomacal.
Los remedios naturales son aquellas preparaciones con ingredientes que comúnmente tenemos en el hogar y nos ayudan a combatir ciertos padecimientos. Desde ungüentos, té, infusiones o platillos que complementan un tratamiento médico.
Es por ello que a este caldo se le considera un «remedio casero», pues sus propiedades curativas se transmiten de generación en generación. Sin embargo, por sí solo no cura enfermedades.
Al contrario, repone las vitaminas o minerales que perdemos al enfermarnos. Ya lo sabes, la próxima vez que te sientas cansado o sin energía, prepara caldo de pollo y aprovecha sus propiedades curativas.
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