Las celebraciones por la victoria de los Dodgers en la Serie Mundial se tornaron caóticas en Los Ángeles, donde una multitud descontrolada incendió un autobús de la Autoridad Metropolitana de Tránsito y saqueó varias tiendas.
La policía, que se había preparado para los disturbios tras el triunfo, respondió con una alerta táctica y logró dispersar a las personas que originaron el desorden, arrestando a 12 personas por diversos delitos, incluidos robo y vandalismo.
El portavoz de la policía de Los Ángeles, oficial Drake Madison, describió los incidentes como «celebraciones rebeldes, a veces violentas», destacando que, aunque la mayoría de los aficionados se comportaron pacíficamente, algunos actos de vandalismo empañaron la festividad.
Metro Los Ángeles expresó su decepción por el ataque al autobús, recordando que la celebración del campeonato debería haber sido una ocasión para disfrutar y unirse.