La reciente retirada de la boxeadora italiana Angela Carini de su pelea contra la argelina Imane Khelif en los Juegos Olímpicos ha generado un debate candente sobre la equidad en el deporte y la inclusión de atletas transgénero en competiciones femeninas. Carini abandonó el combate tras 45 segundos, alegando que enfrentarse a Khelif no era justo debido a preocupaciones sobre niveles de testosterona y cromosomas masculinos, descubiertos en pruebas realizadas en 2023.
La ministra italiana de Familia, Natalidad e Igualdad de Oportunidades, Eugenia Roccella, había expresado su «gran preocupación» por la admisión de atletas trans en el boxeo femenino, citando la falta de criterios uniformes y estrictos a nivel internacional. Roccella criticó la decisión del Comité Olímpico Internacional (COI) y cuestionó la integridad de la competición en un evento que debería simbolizar la equidad deportiva. La ministra, conocida por sus posturas conservadoras, insistió en la necesidad de requisitos claros para garantizar una competencia honesta y segura, especialmente en deportes de combate.
En respuesta, el Comité Olímpico Italiano (CONI) anunció que trabajaría junto con el COI para asegurar que se respeten los derechos de todos los atletas y se cumpla con la Carta Olímpica y las regulaciones sanitarias. A pesar de las preocupaciones, Khelif fue admitida en los Juegos Olímpicos, a diferencia de otros torneos, como el Mundial donde fue descalificada por altos niveles de testosterona.
La boxeadora australiana Caitlin Parker también se pronunció sobre el tema, advirtiendo que la inclusión de atletas trans en deportes de combate podría ser «increíblemente peligrosa». Parker, que derrotó a la mexicana Vanessa Ortiz en los cuartos de final, señaló que, aunque ha hecho sparring con hombres, el riesgo en combates directos debe ser considerado seriamente.
El COI defendió su decisión, afirmando que todos los competidores en categorías femeninas cumplen con las reglas de elegibilidad establecidas, y que Khelif ha participado en competiciones femeninas desde hace varios años. El debate continúa, reflejando la complejidad de equilibrar la inclusión y la seguridad en el deporte.