Estados Unidos impuso un arancel del 25 por ciento a todas las exportaciones mexicanas sin distinción, una medida que impactará a ambas economías debido a la fuerte integración comercial entre los dos países. Esta decisión encarecerá los productos tanto para los consumidores estadounidenses como para las empresas que dependen de manufactura mexicana.
En respuesta, México analiza la posibilidad de aplicar un impuesto similar, lo que aumentaría aún más los costos comerciales. Especialistas advierten que trasladar la producción de autopartes y vehículos a Estados Unidos no es una solución inmediata, ya que los costos de manufactura en ese país son más altos y el proceso de reubicación de fábricas requiere tiempo. Además, Canadá también enfrenta el mismo arancel, lo que podría afectar la competitividad de la región frente a Asia.
Ante este escenario, expertos y funcionarios mexicanos insisten en que la mejor estrategia sería fortalecer la integración económica de América del Norte en lugar de imponer barreras comerciales que impacten la economía de ambos países.