El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha manifestado su intención de imponer aranceles a los automóviles producidos en México y exportados a su país. En una entrevista con Fox News, Trump afirmó: «En México están construyendo plantas de automóviles por todos lados para fabricar coches y venderlos en Estados Unidos. Yo les digo: ‘De ninguna manera, no van a hacer eso’. Vamos a imponer aranceles a esos autos. No queremos esos autos. Podemos fabricarlos aquí mismo».
Esta declaración se suma a las recientes medidas arancelarias implementadas por la administración Trump, incluyendo un arancel del 25 por ciento a las importaciones de acero y aluminio, que entrará en vigor el 4 de marzo. Estas acciones han generado tensiones comerciales a nivel global y preocupaciones en diversas industrias.
La industria automotriz mexicana, que exporta una parte significativa de su producción a Estados Unidos, podría verse afectada por estas medidas. Analistas advierten que la imposición de aranceles podría encarecer los vehículos importados, impactando tanto a fabricantes como a consumidores en ambos países.
En respuesta, el secretario de Economía de México, Marcelo Ebrard, calificó la decisión de aumentar los aranceles como injustificada y una mala idea, argumentando que Estados Unidos tiene una balanza comercial favorable con México en estos metales. Ebrard afirmó que se realizarán consultas con las autoridades estadounidenses, pero no mencionó posibles aranceles retaliatorios.
Estas medidas forman parte de la estrategia de Trump para incentivar la producción local y reducir la dependencia de importaciones. Sin embargo, expertos señalan que los aranceles podrían aumentar la inflación y no resolver problemas fundamentales en la economía estadounidense.
La situación continúa desarrollándose, y se espera que las negociaciones entre ambos países determinen el impacto final de estas políticas en la industria automotriz y en las relaciones comerciales bilaterales.