El consumo de productos ultraprocesados y bebidas azucaradas ha intensificado la crisis de salud en Oaxaca, situando al estado en los primeros lugares nacionales por muertes relacionadas con enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT).
Según un estudio realizado por la campaña #OaxacaSinChatarra, en colaboración con el colectivo Alianza por la Salud Alimentaria, entre 2013 y 2022, las muertes por ECNT, como diabetes, enfermedades cardiovasculares y renales, aumentaron un 140% en adultos, afectando especialmente a comunidades indígenas y marginadas. Jorge Vargas, de El Poder del Consumidor, señaló: “Las enfermedades crónicas no transmisibles son una de las mayores amenazas para la salud pública en Oaxaca, debido a la gran presencia que tienen en la mortalidad del estado”.
Los datos muestran que Oaxaca ocupa el segundo lugar nacional en obesidad general y el primero en obesidad infantil, además de registrar una tasa alarmante de 521 muertes por cada 100,000 habitantes por enfermedad renal crónica. Estas cifras superan incluso las medias nacionales.
El informe detalla que los productos ultraprocesados representan el 24% del total de la ingesta calórica de los oaxaqueños, desplazando alimentos tradicionales y nutritivos. Este cambio alimenticio se vincula con el aumento de las ECNT, afectando principalmente a hombres, personas mayores y quienes habitan zonas rurales con alta inseguridad alimentaria, la cual alcanza al 76% de la población en el estado.
La transición de dietas tradicionales a una basada en productos procesados afecta de manera significativa a comunidades indígenas. Laura Méndez, activista de Espiral por la Vida, denunció: “Es alarmante ver cómo el acceso a alimentos saludables se ha visto comprometido, principalmente en los entornos escolares”. Las comunidades rurales enfrentan barreras estructurales, como la falta de acceso a alimentos frescos y agua de calidad, agravando la dependencia de productos menos nutritivos.
El colectivo responsable del estudio propone acciones urgentes, entre ellas:
– Fortalecer las políticas de alimentación saludable en las escuelas.
– Mejorar el acceso a alimentos frescos y agua potable en comunidades rurales.
– Proteger a niñas, niños y adolescentes de la publicidad de productos ultraprocesados.
– Impulsar campañas de educación nutricional adaptadas a las tradiciones locales.
“La salud de nuestras niñeces y la población adulta está en juego. Es momento de que el gobierno implemente estrategias efectivas”, instó Alejandro Calvillo, director de El Poder del Consumidor, subrayando la importancia de la recién aprobada Ley de Alimentación Adecuada y Sostenible.
El estudio deja claro que abordar la crisis de salud en Oaxaca requiere un enfoque integral que combine políticas públicas, educación y acceso a una alimentación adecuada, respetando la riqueza cultural y culinaria del estado.