Por: René Zavaleta
El Auditorio Guelaguetza, uno de los más grandes emblemas de la cultura oaxaqueña, cumplió 50 años de existencia, consolidándose como el escenario que alberga la máxima fiesta del estado: la Guelaguetza. Este recinto, ubicado en el Cerro del Fortín, fue inaugurado el 24 de noviembre de 1974, gracias a la visión del arquitecto Mario César del Olmo Sánchez, quien diseñó un auditorio a cielo abierto, inspirado en los antiguos anfiteatros griegos y romanos. La idea de construirlo surgió tras una invitación del gobernador de la época, Víctor Bravo Ahuja, quien buscaba un lugar adecuado para la celebración de los Lunes del Cerro, evento que con el tiempo se convertiría en un referente cultural no solo para Oaxaca, sino para el mundo.
La construcción fue a cargo del Comité Administrador del Programa Federal de Construcción de Escuelas (CAPFCE) Oaxaca, bajo la dirección de Raúl Corzo Llaguno, mientras que el arquitecto Víctor Manuel Flores Corzo fue el presidente general de la obra. Aprovechando la pendiente del Cerro del Fortín, Mario del Olmo integró el terreno al diseño del espacio, logrando una estructura semicircular que permitiera una mejor acústica y visibilidad para los miles de asistentes que acudían cada año. El resultado fue un coloso de 11,824 asientos que se convirtió rápidamente en el hogar de la Guelaguetza, en donde delegaciones de las siete regiones del estado presentan sus bailes, música y tradiciones ante un público que, durante años, se ha visto cautivado por la riqueza cultural de Oaxaca.
En sus primeras décadas, el Auditorio Guelaguetza fue testigo de miles de sombreros de paja que se alzaban al compás de la Canción Mixteca, pues el auditorio era completamente al aire libre. Los asistentes, bajo el sol implacable de la temporada, cubrían sus cabezas con sombreros, mientras disfrutaban de una de las festividades más representativas de México.
El 50 aniversario del Auditorio Guelaguetza representa no solo un motivo de celebración, sino también una oportunidad para reflexionar sobre los desafíos que aún enfrentan los residentes cercanos al recinto. Este aniversario invita a seguir fortaleciendo y mejorando tanto las instalaciones del auditorio como las condiciones de vida de quienes viven a su alrededor. Sin duda, el Auditorio Guelaguetza continuará siendo el escenario principal donde la cultura y las tradiciones de Oaxaca se presentan ante México y el mundo, un lugar que celebra la historia, el orgullo y la unidad de este pueblo.
Con medio siglo de historia a sus espaldas, el Auditorio Guelaguetza sigue siendo un coloso que representa la riqueza cultural de Oaxaca, y con cada año, sigue reafirmando su lugar en el corazón de todos los oaxaqueños.