El 2 de octubre de 1968 es una fecha emblemática en la historia de México, marcada por la masacre de estudiantes y civiles en la Plaza de las Tres Culturas, Tlatelolco. En un intento por silenciar las demandas de democratización y mayores libertades, el gobierno mexicano, a través del Ejército y el Batallón Olimpia, reprimió brutalmente una manifestación pacífica, resultando en un número indeterminado de muertos y desaparecidos. Este acto de violencia ocurrió días antes de los Juegos Olímpicos en el país, reflejando el deseo del gobierno de proyectar una imagen de estabilidad ante el mundo.
La consigna «2 de octubre no se olvida» evolucionó para representar un grito de justicia y una denuncia de la impunidad que ha seguido a estos eventos. Se convirtió en un símbolo de resistencia contra la violencia y se transmite de generación en generación como un recordatorio de los abusos de poder. Cada año, el 2 de octubre se conmemora con manifestaciones en las que se exige justicia no solo para las víctimas de Tlatelolco, sino también para aquellos que han sufrido violaciones de derechos humanos en el contexto actual de México.