París está ya totalmente blindada para la gran ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos 2024, que este viernes 26 de julio reunirá a unos 328 mil espectadores y un centenar de gobernantes o responsables de organizaciones internacionales.
La ceremonia, un desfile de barcos por el río Sena en el centro monumental de París, promete originalidad y espectacularidad, pero está siendo también una pesadilla para la seguridad, la logística y los transportes.
Cerca de 200 barcos, entre los que transporten a unos ocho mil deportistas y los de seguridad y apoyo, transitarán durante seis kilómetros entre los puentes de Austerlitz y Jena.
El último puente conecta la torre Eiffel con los jardines del Trocadero, donde se han construido unas tribunas para los invitados más importantes y donde tendrá lugar la parte final y más importante del espectáculo, de cuatro horas de duración.
Garantizar la seguridad en un espacio abierto de tal envergadura y con tanta asistencia ha sido el gran reto al que se han enfrentado los organizadores.
Unos 45 mil policías y gendarmes estarán desplegados este viernes, además de unos 10 mil militares y de varios miles de vigilantes de seguridad privada.
Los edificios en las orillas del Sena han recibido atención especial. Sus habitantes o visitantes (sean viviendas, hoteles u oficinas) están siendo controlados y en las azoteas habrá agentes y tiradores de élite.
En el Trocadero, estarán, además del presidente francés, Emmanuel Macron, el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, la primera dama de EE.UU., Jill Biden, y el presidente de Israel, Isaac Herzog, por ejemplo, hasta un centenar de jefes de Estado y Gobierno, así como dirigentes de organismos internacionales.
El perímetro de seguridad se instauró ya desde el jueves de la semana pasada, lo que generó inmediatamente complicaciones entre los parisinos y los turistas, para quienes fueron insuficientes las explicaciones sobre el sistema de código QR para acceder.
En concreto, su museo ha perdido muchos visitantes que habían reservado entradas y no han podido entrar al perímetro de seguridad. “Hemos perdido casi todos nuestros visitantes desde el 18 de julio”, el día que comenzaron a aplicarse las restricciones, lamenta.
Guigou resume la situación en que “ha habido falta de prevención y cambios permanentes de las medidas”, casi “de un día para otro”.
La estricta vigilancia ya se ha visto en torno a algunas delegaciones deportivas y unidades especiales de la Policía Nacional (Raid) y de la Gendarmería (CIGN) están dando protección especial a los deportistas de países ‘sensibles’, como Israel, Estados Unidos, Ucrania, Palestina o Irán.
Una de las medidas más drásticas para la ceremonia de este viernes será el cierre del espacio aéreo de París, que comenzará a las 18.30 h y concluirá hacia medianoche.
Ese cierre será operativo en un radio de 150 kilómetros en torno a la capital y supondrá que los tres aeropuertos (Orly, Charles de Gaulle y Beauvais) tendrán que suspender sus despegues y aterrizajes una hora antes de su inicio.
“Una veintena de aviones de caza volarán por la zona dispuestos a intervenir en cualquier momento”, explicó el general Laurent Rataud, comandante de la Defensa Aérea de Francia en declaraciones a France Info.
La vigilancia se hará a través de una red de radares, drones, militares patrullando terrenos en la región de París e incluso vigías tradicionales.
Entre las hipotéticas amenazas figuran, desde un avión comercial secuestrado hasta un dron, pasando por un parapente a motor, añadió Ratau.
Los transportes también han sido una fuente de problemas, sobre todo para los parisinos o los habitantes del extrarradio que trabajan en la capital.
La zona por donde transcurrirá la ceremonia, en pleno centro histórico de París, está cerrada con 44.000 vallas y para pasar hace falta tener el QR específico.
También se han cerrado temporalmente varias estaciones de metro del centro, donde hay muchas calles y plazas cerradas al tránsito.
Y donde el tráfico está permitido, se han establecido carriles especiales ‘olímpicos’ -marcados con líneas azules- para el paso de deportistas y VIPS, lo que condena al resto del tránsito a atascos aún más importantes de lo habitual.
Incluso el Periférico de París, la autopista que rodea la ciudad como un anillo, tendrá muchas restricciones este viernes e incluso podría ser cerrado totalmente, según advirtió este jueves el ministro de Transportes, Patrice Vergriete.
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