Los tampones son uno de los productos más populares para manejar el sangrado menstrual y la piel de la vagina tiene una mayor absorción química hacia el sistema circulatorio que la piel de otras partes del cuerpo, por lo que hay un interés cada vez mayor por identificar si estos productos son una fuente de exposición química.
La mitad de la población femenina mundial ha experimentado la menstruación, o lo hará en el futuro, durante 30 años en promedio, durante varios días al mes, cada mes. «A pesar de este gran potencial de preocupación para la salud pública, se han realizado muy pocas investigaciones para medir las sustancias químicas en los tampones», señaló la autora principal Dr. Jenni A. Shearston.
Dado el potencial de absorción química vaginal, la popularidad de los tampones y la posibilidad de la presencia de metales en estos productos, científicos la Escuela Mailman de Medicina Pública de la Universidad de Columbia y la Universidad de Berkeley plantearon cuantificar las concentraciones de 16 metales en 30 tampones de 14 marcas, además de diferentes absorciones.
«Lo preocupante es que encontramos concentraciones de todos los metales que analizamos, incluidos metales tóxicos como el arsénico y el plomo», señaló la Dr. Shearston.
Los resultados, publicados en la revista científica “Environmental International”, arrojaron concentraciones cuantificables de los 16 metales evaluados: arsénico, bario, calcio, cadmio, cobalto, cromo, cobre, hierro, manganeso, mercurio, níquel, plomo, selenio, estroncio, vanadio y zinc.
Todos los metales estuvieron presentes en todas las muestras y ninguno tuvo concentraciones consistentemente más bajas que las otras. El plomo se presentó en concentraciones medias elevadas y estas fueron mayores en los tampones no orgánicos, mientras que el arsénico tuvo una mayor presencia en los tampones orgánicos.
El estudio señaló que la presencia de metales en los tampones es preocupante, se ha descubierto que los metales aumentan el riesgo de demencia, infertilidad, diabetes y cáncer. Además, estos pueden dañar el hígado, los riñones y el cerebro, así como los sistemas cardiovascular, nervioso y endocrino. Asimismo, podrían causar afectaciones en la salud materna y el desarrollo fetal.
En el estudio se detalla que los metales de estos productos pueden aparecer por la contaminación de los materiales de núcleo absorbente, como algodón o rayón. Además, se sabe que una fuente de exposición química es la absorción y acumulación de metales en las plantas, afectando a humanos y animales.
Además, los científicos señalaron que los fabricantes de tampones pueden agregar metales durante la producción para blanquear sus productos con fines antimicrobianos, reducir el olor, lubricar y como pigmentos en los aplicadores.
La Dr. Shearston dijo que el equipo espera que se exija a los fabricantes que analicen sus productos en busca de metales, especialmente los tóxicos. «Sería emocionante ver que el público pida esto o pedir un mejor etiquetado de los tampones y otros productos menstruales».
Te puede interesar: Margot Robbie y Ackerley estarían esperando su primer hijo
FFO